Friday, May 02, 2008

9.00 pm



8.31pm:

pareciera que sólo hace un segundo levantaste tu suave presencia de mi lado para dejar sólo tus tus restos estériles y dolorosos lazarillos de recuerdos en mi cansada memoria...


8.37pm:

al fin tus gritos logran arribar a mi consiente mas inmediato pero sigo sin entender por que los te amos se rindieron antes sin siquiera intentarlo...


8.41pm:

miro nuevamente al frente - sólo por si acaso - si es que alguien me mira como preguntando.


8.55pm:

tomo con lo que me queda de ganas la cabeza para convencer a mis hombros que, aún en su ausencia, todavía queda algo puede sostenerse...


8.58pm:

cierro los ojos para encerrarme con lo que me dejaste conservar de nuestros momentos y me susurras a oído verdades anestesiadas y mentiras de realidades disfrazadas. Tu susurro se vuelve estridente, tal como gritabas, hace un rato presente, y te fugas entre tu danza mientras la música de tus lamentos te cata... levanto la cabeza y la fuerte brisa me espanta... y de pronto me convenso.


9.01:

al final... si tan sólo se hubiera tratado de mas tocándote que pensándote, de mi no hubieras escapádote ni el tren abandonado pensándote...

Sunday, September 24, 2006

Atraso.


Escupo en el suelo, me incorporo con un poco de baba brillando en la barbilla, y me doy cuenta de que está mal. Escupir? No, lo que está mal es mostrar mis fluidos en público, entonces pongo la mejor cara de no me importa y sigo esperando la puta micro, odiando el frío hospiciano, odiando a la mujer de la peineta plateada, que trata de ver si viene la micro en el mismo instante que quiero ver lo mismo, y sólo me encuentro con una mariposa de lentejuelas gastadas por el uso que adorna su sucia cabellera. Entonces busco las monedas para el viaje y revuelvo en los bolsillos llenos de pelusas y tierra que se me meten debajo de las uñas, y la de 500 se me confunde con las de 100, y en vez de sacarla la meto en el bolsillo, no valla ser que el señor chofer me cobre mas de la cuenta creyendo que 500 pesos es mas que una buena razón para creer que soy millonario (si supiera que entre fotocopias y cigarros sueltos me cago de hambre). Como siempre, astutamente viajo sentado, apoyado contra el vidrio en el asiento para discapacitados, todo para que el señor chofer no se percate de mi patuda actitud. Sigo el viaje escuchando conversaciones irresistiblemente avergonzantes sobre la niña que se comió a no sé quién y que el no sé quién le dijo no sé qué. Entonces me hago el sordo y aparento estar interesado en el rutinario paisaje para no tener que ver las caras, impresas aun por la almohada, que me miran como amenazándome por el pecado de estar sentado por 130 pesos. Entonces la micro despega, y lo que normalmente sentado dura 1 hora se transforma misteriosamente en una espera interminable de veinte mil años. Mierda! Llegué tarde… (…de nuevo).